sábado, 17 de septiembre de 2011

ALGO SOBRE MI AUTOBIOGRAFIA

Nací en el Valle de México, la región más transparente del mundo (el valle de Anáhuac), bueno cuando nací esta frase tenía toda la vigencia, concretamente en la ciudad de México en unos departamentos que por ése tiempo eran nuevos por los límites del centro llamado también primer cuadro, probablemente los mismo límites de la traza de la antigua ciudad de Nueva España, llena de historia y mudo testigo del acontecer cotidiano. La calle es Fray Servando Teresa de Mier esquina Isabel La Católica.
Nací en casa porque mi padre era un buen partero, bueno en ése momento se encontraba estudiando el último año de su carrera de médico homeópata cirujano y partero en el Instituto Politécnico Nacional, fui el último de tres hijos, mi madre con amplia experiencia en estos menesteres, puso a prueba el conocimiento adquirido en las aulas y hospitales de prácticas del IPN y creo que el buen galeno aprobó el examen por competencias.
Mi padre se llamaba Antonio Jacinto Lambertinez Caamaño, y hablar de él me llena de orgullo, por qué fue un gran Medico, él nació en Colombia y según cuenta la familia su abuelo fue un cura Italiano originario de la ciudad e Boloña que salió huyendo de su país por sus ideas en los tiempos de la Italia de Garibaldi. También debo decir que el apellido original era Lambertini y que fue modificándose a través de las generaciones; seguramente ha deber llegado a Cartagena de Indias  y en lugar de conquistar fue conquistado por alguna gentil dama, me imagino que mulata o turca razón por la que decidió ser un poco ortodoxo y cambio de hábitos en el sentido más amplio de la palabra.  
Mi abuela María Caamaño tenía ascendencia irlandesa, era blanca alta y con enormes orejas, de los Caamaño no sé más, tengo mucha familia en la costa norte del Caribe colombiano en la región guajira caribeña.
Mi madre se llama Carmen Gordillo Ramírez, ella nació en Comitán de Domínguez, pero el tiempo que vivió en Chiapas lo hizo en San Cristóbal, el origen de mi madre se encuentra marcado por el machismo, mi abuela Marcelina Ramírez Cruz era originaria de Ocosingo, supongo que descendiente de la raza maya probablemente mestiza.
Ella llegó a Comitán para trabajar en el servicio doméstico de alguna casa y ahí se la conchabó el progenitor de mi madre Octavio Gordillo quien era hijo de Doña Silfania Gordillo que según las malas lenguas fue mujer del Profr. Flavio Guillén, quien fue gobernador interino del Estado de Chiapas, en los tiempos de Don Francisco I. Madero y que según esto lo llamó a la ciudad de México para que fuese Secretario de Educación, poco le duro el gusto por los acontecimientos de la decena trágica. Y por lo que sabemos nunca les dio el apellido a sus hijos y quedaron con el apellido de la madre y bueno entonces mi apellido podría ser Guillén y no Gordillo.
A mi madre le debo el gusto por las letras ella es una extraordinaria lectora y desde niño nos leyó mucho y crecimos con los personajes de la  literatura universal, recuerdo que en mis juegos estaban todos ellos. Por cuestiones de la vida ella no logró terminar una carrera ya que se dedicó de tiempo completo a su casa y a sus hijos, pero actualmente puedo decir que es toda una escritora y eso es algo que me llena de alegría.
Cuando era muy pequeño emigramos a un poblado del Estado de México llamado San Juan Tehuixtitlán en un ambiente de provincia en las faldas del volcán Popocatepetl y del Ixtlazihuatl, paisaje que considero de los más hermosos de México y del mundo.
El contacto con la naturaleza me convirtió en un pequeño salvaje, recuerdo que mi casa era prácticamente el pueblo junto con sus barrancas y haciendas abandonadas y disfrutaba de una completa libertad.
Tenía un poco más de cuatro años cuando mi padre se ausentó de la casa, tuvo que viajar a Colombia por la muerte de su madre, ése viaje tardó mucho tiempo, casi dos años, ésta etapa fue muy difícil para mí porque lo extrañaba mucho y me enfermaba continuamente.
Cuando cumplí cinco años y era el momento de entrar a preescolar, recuerdo que mi madre me llevó a la escuela, ésta no era la mejor en sus instalaciones y recuerdo que me impactó la imagen de los niños tirados en el suelo trabajando, yo creo que vi mucha pobreza y me aterró el estar preso entre esas deterioradas paredes de adobe, lloré cuanto pude, me sujeté a mi madre y nada me hizo cambiar de opinión y así fue como tuve un año más de libertad.
Cuando cumplí seis años mi padre ya había regresado de su viaje, recuerdo que fui con muchas ganas a la primaria y también tengo la imagen grabada de que la mayoría de niños lloraban en ése primer día de clases, inmediatamente hice amigos por cierto ése primer día salimos temprano me fui a jugar a la casa de mis nuevos amigos y se me paso el tiempo, hasta que vi a mi madre a mis espaldas muy enojada reclamándome el por qué no había llegado a la casa y que tampoco había avisado ya que el reloj marcaba pasadas las seis de la tarde y yo ni en cuenta.
Una de las cosas que recuerdo en ése primer año de primaria es, que empecé a escribir con la siniestra y como eso era mal visto, me obligaron a escribir con la diestra, yo creo que eso me afectó en el proceso de la lecto escritura, porque recuerdo que me costaba mucho trabajo concentrarme en la escuela, tanto fue el problema que un día mi padre me dijo que decidiera si quería  ir a la escuela o atender los animales domésticos que teníamos en casa, no lo pensé mi respuesta fue inmediata y decidí no acudir a la escuela, mi gusto duró una semana porque a la semana siguiente, fui reincorporado a mis clases y reforzado por las tardes con clases particulares.
Recuerdo que cuando cursaba el segundo año de primaria, me tocó la reforma educativa y a partir de ese momento nos obligaron a escribir con letra script provocando en mí una rebeldía al escribir, desde entonces mi letra es muy fea y mi ortografía no es de lo mejor. También recuerdo que disfrutaba mucho salir del salón e ir por el refrigerio de mi maestra seguramente que me tardaba más fuera del salón que el tiempo que estaba en el en clases.
Siempre tuve problemas con las matemáticas, con las tablas de multiplicar  y con la resolución de problemas, seguramente me encontraba en tercero de primaria no lo recuerdo bien pero el caso es que mi padre me mandaba a comprar los huevos y eso era una mala señal para mí,  porque tenía que hacer la cuenta para sacar el costo de cada huevo y los nervios y el miedo ponía en blanco mi mente, no sabía si era suma, resta o división la operación que debía hacer para tener el resultado matemático y así poder atender a la demanda que mi padre hacia, esto sucedía semana a semana y mi bloqueo seguramente aumentaba.
Estudié en la secundaria estatal “Sor Juana Inés de la Cruz” en la ciudad de Amecameca, como ya lo dije soy el más pequeño de los tres hermanos y ellos se distinguieron por ser buenos estudiantes, y lo que más me molestaba era que me comparaban con ellos así que decidí ser totalmente opuesto a ellos. En primero reprobé la materia de inglés, el segundo reprobé la materia de matemáticas, Ciencias Sociales, y música, para tercero entendí que no debía reprobar para poder ingresar a la prepa y así fue que salí limpio de ése trance.
Algo que me molestó de la secundaria fue otra reforma cuando en lugar de llevar física, química, biología y geografía, se convirtió en ciencias naturales en la misma forma sucedió con las ciencias sociales, además de que nos calificaban con letra y no con numero, desapareciendo algunas equivalencias.
Al entrar a la preparatoria, los maestros me seguían comparando con mis hermanos, en el primer semestre no reprobé ninguna materia, en el segundo recuerdo que reprobé literatura. En tercer semestre no reprobé ninguna materia, en cuarto semestre reprobé matemáticas y química, y para  quinto semestre volví a reprobar química, derecho e inglés y estuve a punto de perder el semestre, afortunadamente me recuperé y para el sexto semestre aprobé todas mis materias estando listo para el ingreso a la universidad.
El deporte que practique en la etapa de la prepa y de la universidad, fue el alpinismo, pertenecí  a un grupo llamado “Los Teohuenemic”, que significa los caminantes de dios, el subir una montaña te enseña bastante y te da mucha fortaleza para luchar  por lo que quieres, además del contacto con la naturaleza y el compañerismo que se da en la montaña, es de lo mejor y te fortalece como ser humano motivándote. 
Al terminar la preparatoria cumplí dieciocho años y viajé a Colombia, toda la familia realizó ese viaje, estando allá recibí la noticia de la aceptación  a la universidad, pensé que tal vez podría estudiar en Colombia en alguna Universidad ya que ingresar a la UNAM era sumamente complicado. Cursaba el primer semestre de la carrera cuando recibí la noticia de la muerte de mi padre hecho que me impactó  y que seguramente me afectó en mi vida en general.
Estudie  la Lic. En Lengua y literatura Hispánicas, en la UNAM, en Ciudad Universitaria, D.F. cuando decidí estudiar Letras, bueno antes de saber que iba a estudiar letras realmente no sabía bien que debía de estudiar, me gustaban muchas cosas, como las Ciencias Naturales, las Ciencias Sociales, las Humanidades y las Artes, en fin que me gustaba todo y nada; al final pensé en algo artístico y de todas las artes creo, bueno estoy seguro de que en nada era bueno. Pero había algo en lo que llevaba ventaja,  me gustaba leer.
Seguramente en esos días nunca pasó por mi mente el ser maestro, es más el camino era la normal y en ese entonces de la secundaria entrabas ya a la carrera de maestro, y yo la veía como poca cosa ser maestro normalista, tanto como ser policía o bombero, creo.
Cursaba el cuarto semestre de mi carrera, cuando un día llegó a buscarme un compañero de la prepa, el motivo de su visita era para invitarme a colaborar en una prepa en la que trabajaba su hermano, porque el maestro de Taller de Lectura y Redacción había renunciado, (creo que esos grupos que atendí no eran tan tranquilos ) y bueno dije que si, y así fue como me inicie en el camino de la docencia, a partir de ese momento todo tomo un sentido diferente, en relación con lo que estudiaba y con lo que enseñaba, me di cuenta que lo mío era dar clases.
Anécdotas recuerdo algunos, solo diré que esta prepa está ubicada en Chalco Estado de México y que mis alumnos me apodaron el maestro Gandaya. Tenía 20 años y estaba a media carrera, creo que lo que me ayudo mucho fue el sentir que yo también estaba en  el  lugar del  alumno y   en una edad muy cercana a ellos y que también recordaba mis travesuras de prepa, mi rebeldía ante el criterio tan cerrado y nefasto de muchos de mis queridos y aborrecidos maestros, de los que sin duda me seguiría burlando, aunque me reportaran o reprobaran (que en muchos de los casos me bajaron puntos o me reprobaron).
            Bueno también estudie  en el Centro Universitario de Teatro (CUT) en C.U. el teatro me ha servido mucho como maestro de teatro y en el salón de clases en mi práctica docente, el ser maestro es algo que debes hacer con muchas ganas, con amor, con respeto; para muchos el ser maestro lo ven como una necesidad, porque si no se mueren de hambre, el caso es que en las escuelas nos encontramos con todo tipo de gente, pero con muy pocos maestros con vocación, ser maestro no es fácil, tiene que ver con muchas características, como la de ser paciente, tolerante, creativo, motivante, por señalar algunas.
También estudié la carrera de Ciencias de la Educación con terminal en psicología educativa, en la Universidad Valle del Grijalva en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, preparación que me ha servido mucho para mí desarrollo personal y profesional.
Trabajé en muchas escuelas de manera interina, particulares, en el D.F.  Y en San Cristóbal, además del CONALEP. Actualmente trabajo en la Escuela Secundaria Técnica No. 1 “General Lázaro Cárdenas del Rio”, La Escuela de Comercio y Administración” que es un bachillerato bivalente en el turno matutino y en el turno vespertino en el Colegio de Bachilleres Plantel 11 de la hermosa ciudad Colonial de San Cristóbal de Las Casas.
El ser maestro es toda una aventura, que en mi caso la disfruto viviendo cada día al máximo con mis alumnos, creo que no logro concebirme en otra actividad humana.         

Pedro Alonso Lambertinez Gordillo.

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